El Santiago Bernabéu fue testigo de uno de los partidos más caóticos de la temporada. La Real Sociedad estuvo a minutos de eliminar al Real Madrid, pero los de Ancelotti, con una combinación de garra y oportunismo, lograron un empate 4-4 que les dio el pase a la final de la Copa del Rey. En un duelo lleno de errores defensivos y remontadas inesperadas, el Madrid volvió a demostrar que nunca está completamente derrotado.
Un Inicio Con Dudas Y Un Gol en Contra
Desde el arranque, el Madrid mostró signos de fragilidad. Con imprecisiones en la salida y una falta de contundencia en ataque, el equipo permitió que la Real Sociedad se asentara en el partido. La visita no necesitó hacer demasiado para adelantarse en el marcador. Un error en la zaga dejó a Ander Barrenetxea en una posición inmejorable, y el delantero no perdonó ante Lunin.
El gol en contra no despertó de inmediato al Madrid. Vinícius y Bellingham intentaban generar peligro, pero las jugadas terminaban sin claridad. La falta de precisión en los metros finales y la solidez defensiva de la Real impedían que el equipo local encontrara el empate. El Bernabéu comenzaba a impacientarse al ver a su equipo sin ideas claras.
Pero cuando parecía que la Real tenía el control, apareció Endrick. El brasileño, quien fue titular en lugar de jugadores más experimentados, aprovechó un pase perfecto de Vinícius y definió con una sutil vaselina para igualar el marcador. Con el 1-1, el Madrid volvía a respirar, pero la sensación era que cualquier cosa podía pasar en la segunda mitad.
Un Segundo Tiempo de Absoluta Locura
Tras el descanso, el partido entró en una espiral de descontrol. El Madrid intentaba asumir el protagonismo, pero sus errores defensivos lo traicionaban una y otra vez. Primero, un autogol de David Alaba le devolvió la ventaja a la Real Sociedad, dejando en evidencia los problemas de concentración del equipo.
El golpe fue duro, pero no fue el último. Minutos después, otro desajuste defensivo permitió a Mikel Oyarzabal ampliar la ventaja para los visitantes. Con el 1-3 en el marcador y el Madrid completamente desorientado, el Bernabéu quedó en silencio. La clasificación a la final se escapaba y la Real Sociedad estaba a punto de firmar una de sus victorias más memorables.
Sin embargo, cuando todo parecía perdido, el Madrid resurgió. Vinícius, quien había tenido una noche intermitente, se convirtió en el motor del equipo. Primero, asistió a Bellingham para el 2-3 con una volea perfecta. Luego, un saque de esquina terminó en un cabezazo de Tchouaméni que igualó el partido 3-3. La remontada parecía completa, pero la locura aún no terminaba.
Un Desenlace de Infarto en la Prórroga
Cuando el Madrid tenía todo para sellar su pase a la final, la Real Sociedad sorprendió nuevamente. Oyarzabal, con un remate preciso, puso el 3-4 y dejó al equipo blanco otra vez al borde de la eliminación. El Bernabéu pasó de la euforia al desconcierto en cuestión de minutos, reflejando la montaña rusa que había sido el partido.
El equipo de Ancelotti no tuvo más opción que lanzarse al ataque en los minutos finales. Mbappé, quien había ingresado en la segunda mitad, intentó marcar la diferencia, pero la Real Sociedad se cerró bien en defensa. Con el tiempo corriendo en su contra, el Madrid encontró en un balón parado la última oportunidad para sobrevivir.
En un tiro de esquina, Arda Güler envió un centro preciso al área, donde Antonio Rüdiger apareció con un cabezazo certero para poner el 4-4 definitivo. La explosión de alegría en el estadio fue instantánea. El Madrid, una vez más, había evitado la eliminación cuando parecía inevitable.
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Un Equipo Impredecible, Pero Siempre Peligroso
El Real Madrid avanzó a la final de la Copa del Rey tras un partido que desafió toda lógica. Con errores defensivos alarmantes y una desconexión que casi les costó la eliminatoria, los de Ancelotti demostraron que pueden pasar de la desesperación a la gloria en cuestión de minutos.
Este equipo, aunque irregular, sigue mostrando una capacidad única para sobrevivir en los momentos más complicados. No importa cuántas veces parezca derrotado, siempre encuentra una forma de regresar. Ahora, con el pase a la final asegurado, el Madrid buscará en Sevilla un nuevo título para su colección, sabiendo que con ellos, cualquier cosa puede pasar.