El jueves por la noche en el sur de California, los Tigres de Detroit demostraron por qué son uno de los equipos más fuertes de la Liga Americana. Con una ofensiva paciente pero explosiva, los visitantes sacaron provecho de cada error y cada oportunidad para borrar una desventaja de dos carreras y terminar venciendo 10-4 a los Angelinos de Los Ángeles. Fue una de esas noches donde un solo inning cambió todo el rumbo del juego.
Aunque los Angelinos tomaron la delantera temprano y parecían tener el control, un octavo episodio para el olvido les costó el juego. Los Tigres, que venían de una gira positiva, sumaron su victoria número 20 de la temporada, mientras que los locales sufrieron su sexta derrota consecutiva, lo que refleja el momento complicado que atraviesa la franquicia californiana.
Una Ventaja Que Se Escapó de Las Manos
Durante buena parte del juego, los Angelinos habían hecho lo necesario para estar al frente. Casey Mize, abridor de los Tigres, no tuvo su mejor inicio, permitiendo cuatro carreras en siete entradas. El cubano Jorge Soler conectó un cuadrangular de dos carreras en la tercera, y Logan O’Hoppe también sumó un jonrón solitario en la segunda, ayudando a construir una ventaja 4-2 para los Angelinos.
El problema no fue el arranque del juego, sino cómo lo terminaron. Los relevistas no pudieron mantener la ventaja. En la octava entrada, el panorama cambió por completo cuando Detroit se encontró con corredores en posición de anotar y los errores defensivos se combinaron con malas decisiones desde el montículo.
Un sencillo de Gleyber Torres fue el primer golpe. Luego, Andy Ibáñez sumó otro imparable productor y, con un error defensivo en el jardín central, los Tigres colocaron hombres en posición favorable. A partir de ahí, todo se desmoronó para los Angelinos.
Octava Entrada: El Punto de Quiebre
La octava entrada fue el momento clave del encuentro. Con solo un out, el bateador emergente Zach McKinstry conectó un sencillo que empató el juego. Pero la escena se la robó Dillon Dingler, quien se convirtió en el héroe inesperado de la noche. Con dos compañeros en las bases, el receptor novato no dudó y mandó la pelota al otro lado de la cerca con un batazo de 409 pies, dándole a los Tigres una ventaja de tres carreras que ya no perderían.
El ataque de cinco anotaciones en esa entrada mostró la profundidad ofensiva de Detroit y la falta de respuesta por parte del bullpen angelino. Fue un golpe anímico fuerte que prácticamente sentenció el juego, dejando claro que los Tigres saben cuándo despertar y cómo hacer daño cuando el rival les da espacio.
Dingler, que terminó el juego con tres hits, dejó una fuerte impresión con ese batazo que terminó siendo el punto de inflexión del partido. Su actuación fue el reflejo del momento colectivo que vive Detroit, con varios jugadores contribuyendo en distintos momentos.
El Noveno, la Cereza Del Pastel
Si algo le faltaba a la noche de los Tigres era rematar la faena. Y eso fue justo lo que hizo Spencer Torkelson en la novena entrada. Con dos corredores en base, el primera base conectó un cuadrangular más para Detroit, sellando el 10-4 definitivo.
Ese batazo no solo amplió la ventaja, también demostró que los Tigres no se conforman. El equipo dirigido por A.J. Hinch no quitó el pie del acelerador, incluso con la victoria prácticamente asegurada, enviando un mensaje a sus rivales: este equipo no se rinde hasta el último out.
Además de Torkelson, varios jugadores brillaron a lo largo del partido. Gleyber Torres se fue de 3-3, Andy Ibáñez conectó dos imparables y remolcó dos carreras, y Javier Báez también colaboró con un jonrón. La ofensiva respondió cuando más se necesitaba, mostrando un line-up equilibrado.
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Un Presente Distinto Para Cada Equipo
Mientras los Tigres celebran su buen paso con marca de 20-12, los Angelinos siguen buscando respuestas. El equipo de Ron Washington no encuentra consistencia y sufre cada vez más en los innings finales. La falta de control en el bullpen y los errores defensivos han sido una constante, y este juego fue un ejemplo claro de cómo un mal momento puede arruinar un trabajo decente de los abridores.
Con esta derrota, los Angelinos acumulan seis caídas al hilo, una racha que ya empieza a preocupar. Aunque hubo destellos, como el jonrón de Soler y la buena actuación de algunos bateadores, el equipo necesita más estabilidad si quiere competir en su división.
Detroit, en cambio, vive uno de sus mejores momentos recientes. Con una rotación que cumple y una ofensiva que responde, los Tigres han encontrado una fórmula que funciona. Si siguen así, no será sorpresa verlos peleando por los primeros lugares durante toda la temporada.
