Carlos Carrasco volvió a brillar en la lomita y lo hizo en un momento clave para los Yankees de Nueva York. A sus 38 años, el lanzador venezolano demostró que todavía puede competir al más alto nivel al sumar una sólida actuación que ayudó a su equipo a vencer 9-7 a los Diamondbacks de Arizona. Más allá del resultado, su salida lo colocó en un grupo muy selecto de peloteros por su durabilidad y capacidad para mantenerse vigente.
En un juego lleno de emociones y batazos largos, Carrasco fue el encargado de iniciar y lo hizo con temple y eficacia. No solo ganó su primer partido del año, también reforzó su imagen como uno de los lanzadores más consistentes de Venezuela en la historia de las Grandes Ligas. Y todo esto, después de superar obstáculos que van más allá del béisbol.
Un Lugar Entre Los Veteranos Más Confiables
Carrasco no solo cumplió en la lomita, también hizo historia. Con 38 años y 13 días, se convirtió en el segundo venezolano en abrir un juego de Grandes Ligas con esa edad o más. El primero fue Aníbal Sánchez, quien lo logró con los Nacionales de Washington en 2022. Estos registros no solo muestran longevidad, también reflejan el trabajo constante detrás de cada salida.
Además, el derecho se unió a una lista corta de lanzadores en la historia de los Yankees que han hecho su primera apertura con el equipo después de los 38 años. El último en lograrlo fue el legendario Randy Johnson, que lo hizo en 2005. Para una franquicia tan exigente, llegar a la rotación principal a esa edad es una señal de respeto y confianza en su talento.
El hecho de que Carrasco llegara al equipo como invitado en los entrenamientos primaverales y se ganara un lugar habla mucho de su ética de trabajo. En una rotación que ha tenido bajas por lesión, su presencia ha sido un alivio. No necesita lanzar juegos completos o tener salidas espectaculares; su consistencia y control han sido más que suficientes para cumplir.
Eficiencia Al Momento Justo
En el juego ante Arizona, Carrasco lanzó cinco entradas y un tercio, permitió cinco hits y tres carreras limpias, y ponchó a cinco rivales. Su labor fue precisa. Supo colocarse adelante en los conteos y mezcló bien sus lanzamientos para mantener fuera de balance a los bateadores rivales. No dominó por completo, pero dio a su equipo la oportunidad de competir, y eso vale mucho cuando se trata de un lanzador veterano.
Su control en el montículo permitió a los Yankees tomar la delantera temprano y sostenerla el tiempo suficiente. El resultado final no fue sencillo, ya que el relevo tuvo que resistir un ataque de último momento por parte de los D-backs. Pero sin la solidez de Carrasco al inicio, la historia podría haber sido distinta.
Además, con esta victoria, el barquisimetano llegó a 111 triunfos en su carrera, lo que lo posiciona como el sexto lanzador venezolano con más victorias en las Grandes Ligas. Este dato confirma lo que muchos ya saben: Carrasco ha sido uno de los brazos más constantes salidos de Venezuela en las últimas dos décadas.
Una Historia de Superación Dentro Y Fuera Del Campo
Lo que hace más especial el presente de Carrasco es lo que ha tenido que superar fuera del terreno de juego. En 2019, fue diagnosticado con leucemia mieloide crónica, una enfermedad que podría haber puesto fin a su carrera. Pero no solo volvió al montículo, también lo hizo con fuerza, ganando el Premio Roberto Clemente ese mismo año y siendo nombrado el Regreso del Año en la Liga Americana.
Desde entonces, ha seguido demostrando que tiene el carácter y la disciplina necesarios para mantenerse en forma. Esa resiliencia ha sido clave para alargar su carrera, incluso en un deporte donde los años pasan rápido para los lanzadores.
Su presencia en la rotación actual de los Yankees, justo cuando el equipo enfrenta varias lesiones, es una muestra clara de que aún tiene un papel importante que cumplir. Carrasco no está en Nueva York por nostalgia ni por nombre; está allí porque su brazo todavía responde y su experiencia aporta estabilidad.
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Un Ejemplo Para Las Nuevas Generaciones
Carrasco es también un modelo para los jóvenes lanzadores. En un béisbol cada vez más enfocado en la velocidad y la juventud, su historia recuerda que el conocimiento del juego, el control del cuerpo y la mentalidad adecuada pueden prolongar una carrera. No todos lanzan a 98 millas por hora, pero saber cómo trabajar a los bateadores es igual de valioso.
Mientras Gerrit Cole y otros abridores de los Yankees se recuperan, la figura de Carrasco toma más peso. Su experiencia será clave tanto dentro como fuera del terreno. No solo está lanzando bien, también está ayudando a mantener la calma en un equipo que quiere competir desde el primer mes.
Con cada salida, Carrasco sigue escribiendo capítulos en una carrera que parecía tener un punto final hace unos años. Hoy, con la camiseta de uno de los equipos más históricos del béisbol, está demostrando que aún tiene mucho por dar.
Y así, partido tras partido, el “Cookie” sigue horneando actuaciones que dejan huella.
