Minnesota volvió a mostrar que está para cosas grandes. En una noche intensa, con la afición empujando desde el inicio, los Timberwolves vencieron 121-110 a los Warriors y sellaron su pase a la final de la Conferencia Oeste por segundo año consecutivo. La actuación sólida de Julius Randle y la madurez de Anthony Edwards fueron claves en un equipo que ha sabido cómo responder a cada reto durante esta postemporada.
Randle Y Edwards, Líderes Indiscutibles de Este Proyecto
Julius Randle fue el hombre del partido. Con 29 puntos y un altísimo nivel de acierto en sus tiros, fue quien marcó la pauta desde el primer cuarto. Cada vez que los Warriors amagaban con acercarse, el ala-pívot respondía con canastas certeras y jugadas inteligentes. Fue una actuación completa, no solo por los puntos, sino por su impacto emocional en el equipo.
Anthony Edwards, por su parte, sigue demostrando por qué es uno de los jugadores jóvenes más importantes de la liga. Con 22 puntos y 12 asistencias, volvió a ofrecer una versión completa de su juego. Más allá de sus números, lo que más llama la atención es su madurez: supo cuándo acelerar, cuándo ceder el balón y cómo guiar a sus compañeros en los momentos más tensos del encuentro.
Ambos han encontrado una conexión natural en la cancha. Se entienden, se buscan y elevan el nivel del equipo cuando comparten pista. Esa complicidad fue evidente incluso después del partido, cuando Edwards se acercó a Randle durante la entrevista televisiva. Son el presente y el futuro de esta franquicia que no deja de crecer.
Golden State No Pudo Resistir Sin Curry
La ausencia de Stephen Curry volvió a pesar, y mucho. El base no ha logrado recuperarse del problema en el tendón de la corva que lo dejó fuera en el primer partido. Desde entonces, los Warriors han intentado reinventarse sobre la marcha, pero quedó claro que sin su principal referente ofensivo, las piezas no encajan igual.
Brandin Podziemski tuvo una noche destacada con 28 puntos, su mejor registro en playoffs. El joven escolta tomó responsabilidades con valentía, pero por más que se esforzó, nunca fue suficiente para frenar el empuje de Minnesota. Jonathan Kuminga también brilló saliendo desde el banco, aportando 26 puntos y mucha energía, aunque tampoco pudo cambiar el rumbo del juego.
Jimmy Butler, aunque combativo, no tuvo una de sus mejores noches, y Buddy Hield se vio neutralizado por la defensa intensa de los Timberwolves. Golden State mostró corazón, eso es innegable, pero la falta de ritmo en ataque y las dificultades para controlar el ritmo del partido fueron determinantes.
Timberwolves, Ofensiva Poderosa Y Defensa Constante
Minnesota tuvo una noche casi perfecta en términos de ejecución ofensiva. El equipo acertó el 77% de sus tiros de dos puntos y registró un 62.8% en tiros de campo, ambos récords para la franquicia en playoffs. La fluidez en el movimiento del balón fue clave: 36 asistencias repartidas entre varios jugadores dan cuenta de un estilo colectivo que está rindiendo frutos.
Mike Conley manejó el ritmo con inteligencia y cerró con 16 puntos y ocho asistencias. Rudy Gobert fue un muro en la pintura, sumando 17 tantos y defendiendo con firmeza cada intento de los Warriors en el área. Donte DiVincenzo también aportó desde el perímetro, recuperando confianza con 13 puntos tras varios partidos irregulares.
Lo más destacado fue cómo el equipo supo cerrar la serie sin titubeos. Aunque los Warriors se acercaron en el último cuarto, reduciendo la diferencia a solo nueve puntos, un triple de Edwards frenó en seco el intento de remontada. A partir de ahí, el público estalló en cánticos y el equipo respondió con energía renovada hasta el pitazo final.
Tu momento de victoria ha llegado en juegos como: Dragon’s Domain, Fist of Destruction, Gladiator Legends, y muchos más. 🐉
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— Betcris (@Betcris) May 15, 2025
Mirada Al Futuro: Descanso Y Espera Por Rival
Con esta victoria, Minnesota se instala nuevamente en la final del Oeste y ahora espera por el desenlace de la serie entre Denver y Oklahoma City. Si los Nuggets logran forzar un séptimo juego el jueves, los Timberwolves podrían disfrutar de hasta cinco días de descanso. Un lujo bien merecido para un equipo que ha jugado con intensidad desde la primera ronda.
Este tiempo libre puede ser clave para recuperar energías y preparar mejor el siguiente reto. A diferencia de otras temporadas, hoy los Timberwolves no son una sorpresa. Son una realidad. Tienen profundidad, liderazgo, defensa y una ofensiva muy difícil de frenar.
No hay espacio para la complacencia, y así lo dejó claro Edwards tras el partido: “Apenas llegamos aquí”, dijo, dejando entrever que la meta está más allá. Este grupo quiere más, y después de ver lo que hicieron contra Golden State, no parece descabellado pensar que pueden llegar aún más lejos.
La manada sigue rugiendo fuerte en el Oeste. Y aún no han terminado.