La serie entre Houston y Golden State parecía estar cerca de su final, pero los Rockets se negaron a desaparecer sin luchar. En su mejor actuación de la postemporada, el equipo texano firmó una victoria sólida de 131-116, manteniéndose con vida y enviando la serie de vuelta a San Francisco. Lo hicieron con intensidad defensiva, ejecución ofensiva y una actitud que reflejó que nadie en ese vestuario quería que su temporada terminara todavía.
Defensa Y Energía Desde El Primer Minuto
Houston entendió desde el salto inicial lo que estaba en juego. No hubo margen para errores ni distracciones. La intensidad defensiva fue clave para marcar la diferencia desde temprano. Mientras los Warriors intentaban encontrar ritmo, se toparon una y otra vez con un muro físico y disciplinado. Stephen Curry no tuvo respiro, constantemente presionado, forzado a tomar tiros incómodos y sin espacio para generar el juego que suele dominar.
Amen Thompson, con solo 21 años, ofreció una de las actuaciones más completas en defensa de estos playoffs. No solo fue implacable en la marca, también aportó 25 puntos que le dieron equilibrio a su presencia en ambos costados de la cancha. El joven guardia mostró por qué ya se habla de él como uno de los futuros grandes defensores de perímetro en la liga.
Pero no fue un esfuerzo individual. La defensa de equipo, ordenada y agresiva, hizo que Golden State terminara la primera mitad con apenas 49 puntos. Esa presión asfixiante no solo detuvo a los titulares rivales, también obligó al técnico Steve Kerr a vaciar su banca antes de que terminara el tercer cuarto, algo poco común en un juego de playoffs.
VanVleet Guía Con Experiencia Y Temple
En medio de un equipo joven, Fred VanVleet volvió a demostrar por qué su llegada fue tan importante para estos Rockets. El veterano tomó el control del partido desde el inicio, dirigiendo la ofensiva con inteligencia y marcando el ritmo del juego. Su primer tiempo fue casi perfecto: sumó puntos con facilidad y dio seguridad a sus compañeros en cada posesión.
VanVleet terminó con 26 puntos, pero más allá de la estadística, fue su calma en los momentos clave la que hizo la diferencia. Cada vez que Golden State intentaba responder, él tenía una solución, ya fuera con un pase, una penetración o simplemente frenando el juego para no perder el control.
Durante la semana, el base habló de mantener la confianza y no dejar que las derrotas previas nublaran el esfuerzo colectivo. Ese mensaje pareció calar en el grupo, que jugó con decisión, sin mostrar dudas, incluso cuando los Warriors acortaron distancias en el último cuarto.
Brooks, Green Y Sengun Suman en Ambos Lados
La actuación de Houston fue redonda porque no se apoyó solo en dos o tres jugadores. Dillon Brooks aportó 24 puntos y fue clave en los momentos de tensión. Siempre intenso en defensa, también se mostró activo en ataque, tomando buenas decisiones a pesar de no estar fino desde la línea de tres puntos. Su carácter competitivo contagió al resto del equipo.
Jalen Green tuvo un partido más discreto en cuanto a números, pero su energía fue importante para mantener el ritmo alto. El escolta ayudó en la presión defensiva y se mostró más maduro en su toma de decisiones con el balón. Aportó cuando fue necesario y supo ceder protagonismo cuando otros estaban más encendidos.
Alperen Sengun, por su parte, volvió a ser ese eje silencioso pero efectivo. Con presencia en la pintura y buena lectura de juego, sostuvo a los Rockets en varias secuencias defensivas importantes. Además, su comentario tras el partido (“Nadie quiere irse a casa”) resume el espíritu de un equipo que se niega a rendirse.
En este Día Festivo del Trabajador, esperamos el Genio De La Lampara haya entendido correctamente tus deseos.
🗓️ 🧞♂️ pic.twitter.com/rmmVT13IX4— Betcris (@Betcris) May 2, 2025
La Serie Vuelve a San Francisco Con Otra Historia
Lo que parecía un cierre tranquilo para los Warriors se ha convertido en un desafío inesperado. Houston logró alargar la serie y ahora se prepara para visitar el Chase Center con el objetivo de empatarla. No será fácil, pero si repiten el nivel mostrado en casa, tienen argumentos para dar pelea.
Golden State, que ha eliminado a Houston en varias ocasiones durante la última década, sabe que no puede confiarse. Aunque sigue al frente 3-2, dejó escapar una oportunidad clara de liquidar la serie y ahora enfrenta la presión de cerrar en casa.
La última vez que los Rockets remontaron un 3-1 fue en 2015 ante los Clippers. No será sencillo repetir esa hazaña, pero este grupo joven, guiado por VanVleet y entrenado por Ime Udoka, ya demostró que está dispuesto a luchar hasta el final. Hoy, en San Francisco, se sabrá si esta historia da un giro inesperado o si fue simplemente un último golpe de orgullo.
Lo cierto es que los Rockets jugaron como si no tuvieran mañana. Y con ese enfoque, cualquier cosa puede pasar.